Imaginemos por un segundo que todos somos físicamente iguales. ¿Juzgaríamos de igual modo nuestro interior? ¿Existirían realmente los prejuicios? Imaginemos que no existe ni el ayer ni el mañana, ni el antes ni el después, sólo está vigente en nuestros conocimientos el "hoy" y el "ahora" ¿Pensaríamos las cosas que haríamos? ¿o sólo disfrutaríamos el momento?